Entre las muchas prácticas de salud, usadas en el campo, existían el uso de las hierbas como la menta, poleo, cedrón, toronjil, que eran usadas para diferentes afecciones. Para otros males como el dolor de muelas, se usaba el aguardiente, para el caso de las fracturas, se
En el caso de las coceduras de los bebes, se usaba una planta llamada topa topa, de la cual se realizaba una infusión y luego se lavada la zona afectada para aliviar el dolor y la quemadura. Otra opción era usar harina o Maizena al modo en que hoy se usa el talco.
El componedor de huesos era la persona especializada en acomodar los huesos cuando estos sufrían algún percance, como una torcedura o desguince. Su trabajo consistía en “sobar” o masajear los huesos hasta que estos se acomodarán.
El dolor de muela en los adultos, lo curaban introduciendo en la boca aguardiente y lo dejaban actuar en el lugar del dolor. Funcionaba como una anestesia localizada temporal. Otra forma de resolverlo era aplicar “leche” de higuera directamente en el lugar del dolor.
usaba harina con huevo, que se mezclaba y se aplicaba en la zona afectada para inmovilizar (yeso casero).
Las hierbas, como la manzanilla y el poleo eran muy utilizadas como remedios naturales. Además, existían otras hierbas, no tan conocidas, como la topatopa para las coceduras de los bebes, la congona para el dolor de oídos, junto con otras prácticas como la leche materna y humo de cigarros para este mismo mal.
A continuación algunas de las prácticas en salud que nos compartieron:
Para el dolor de oído se solía usar la técnica del Cucurucho de papel. Consistía en hacer un cono con una hoja de papel de diario y encender la parte superior del cono, de esta forma el aire caliente producto del humo, entraba al oído y extraía el aire acumulado que causaba el dolor. Otra versión de la misma práctica era dejar entrar el humo de un cigarrillo de orégano dentro del oído, causando el mismo efecto. El uso del Cucurucho sigue siendo usado en muchos de los hogares chilenos como una solución al dolor de oído.
En otros casos, el dolor no era atribuido al aire, en ese caso se insertaba gotas de las hojas de la congona, una planta similar al cactus que calmaba el dolor o se introducía gotas de leche materna, de estar está disponible.
El dolor de estomago solía curarse tomando infusiones de distintas hierbas, bien fuera poleo, menta, cedrón, orégano, manzanilla, hinojo, entre otras. Las infusiones se podían preparar en agua o leche según el tipo de planta. Por ejemplo, se debía hervir una cucharada de “granitos” de hinojos cocidos en una taza de leche por 5 a 10 minutos y luego beberla caliente.
El dolor de garganta se solucionaba haciendo “gárgaras” con algún producto astringente como la salmuera (sal gruesa diluida en agua), miel con limón, miel con vinagre, entre otros.
Hierbas como el matico o la hierba dulce se usaban para limpiar las heridas y se dejaba al aire. Otra opción era hacer una pasta blanda (cataplasma) con las hojas hervidas del llantén o de la caléndula y aplicarlo directamente sobre la herida; en estos casos se cubría la herida para evitar la caída de la cataplasma.
Para aliviar las diarreas, se quemaba una cascará de granada y a continuación se hacia una infusión con esa misma cascará, otro uso de la granada en la diarrea era consumir en polvo o en cocimiento. Adicionalmente se podía comer pan tostado o la infusión de zarzamora.
Las fracturas menores eran vendadas con lienzos o géneros que estuvieran disponibles y luego cubiertas con un batido de harina con clara de huevo. Lo que le daba al vendaje una consistencia dura y resistente, semejante al yeso.
Las altas temperaturas del cuerpo solían disminuirse de varias formas. Por ejemplo, colocando papas cortadas en rodajas sobre la frente, compresas de vinagre en el mismo sitio, la infusión de la hierba de tila tila. Otra opción era aplicar almidón en las zonas más calientes para disminuir la temperatura.
El remedio casero para dolores musculares eran las ventosas, esta práctica consistía en poner una moneda de cobre en el sector afectado, y sobre esta moneda un cavo (pedazo) de vela encendida, para colocar sobre ella un vaso de vidrio hasta que la vela se apagaba. La operación debia repetirse en varias oportunidades por la zona afectada, hasta lograr sacar todo el aire de los musculos.
Para el dolor de ojos se partían habas secas que se calentaban en el fuego o en sobre una teja, a continuación, se raspaban para ponerlas alrededor de los ojos. Otra opción era reemplazar las habas con colillas de cigarrillos, que también aliviaban el enrojecimiento o el dolor.
La forma más común de aliviar los síntomas del resfrío era tomar infusiones de plantas que aliviaran la fiebre, la congestión o los dolores asociados. Algunas de las más usadas eran el boldo, tilo, eucalipto, manzanilla, zarzamora, ralladura del sauce entre otras. Para “limpiar el pecho” y expectorar las flemas se usaba el papel de diario sobre el pecho y luego aplicar esperma de vela encima para aumentar el calor.
Un procedimiento muy utilizado para sanar a bebes y niños pequeños que estaban enfermos. El proceso de santiguar consistía en llevar a cabo diferentes rezos y procedimientos que permitían aliviar los males del pequeño, esto lo realizaban personas especializadas en este oficio.
Los nacimiento de niños antiguamente eran efectuados por una partera, quien se encargaba de asistir a la madre para que diera a luz. Previo al nacimiento la madre embarazada limpiaba y ordenaba su casa y cuando se acercaba el día del parto se alistaba la habitación donde daría a luz, para lo cual se colgaba una especie de columpio arriba de la cama, el que usaba la madre para sujetarse y hacer fuerza al momento del nacimiento. Una vez que todo estaba preparado se hervía mucha agua y se llamaba a "la partera”, quien se encargaba de acompañar y asistir a la madre en el proceso del nacimiento del bebe. También era común que "la partera " acompañara a la madre algunos días después del parto para ayudarla con el recién nacido.